Las opiniones que tendrán lugar en este texto probablemente no sean las más objetivas que se hayan visto escritas, pero trataré de que lo sean en el mayor grado posible desde mi más profundo fanatismo hacia el madridismo.
Actualmente, el Real Madrid vive una situación de renovación absoluta; por un lado, se quiere recuperar el buen juego, algo que hemos tenido puntualmente en las últimas campañas, y por otro lado el glamour que ha de dar un equipo grande.
Bien, yo creo que la grandeza de nuestros colores reside en dos partes: la casta y la clase, y ambas se demuestran en un sólo sitio, y es dentro del campo. Si en nuestra tienda oficial, se vende una millonada de camisetas con el nombre de un jugador, lo lógico es que sea porque ese jugador ha adquirido los valores del equipo o porque le vemos venir y esperamos lo mejor.
Sin duda, el fútbol hoy en día es más que un deporte, también es un negocio, pero si algo nos ha distinguido siempre del resto, es que nuestra plantilla no ha carecido de gente de la cantera, gente fichada por sus cualidades técnicas y gente que ha defendido el escudo con uñas y dientes.
Con todo esto no trato de criticar los fichajes de este año; yo, como todos los madridistas, espero cuajen y nos den verdaderas tardes de gloria. Lo que sí critico es que Álvaro Negredo no sea tomado en cuenta más que como moneda de cambio, que se paguen cantidades estratosféricas por Cristiano y nunca se haya hablado del nombre de Navas aunque fuese como opción a un extremo español con talento, que no se ponga el talonario por una defensa estructurada o por un jugador completo de la vieja usanza o que se deje de contar con Ruud, un jugador que fuera de lesiones nos dio una liga y aportó bastante en la siguiente, por no mencionar que como nueve poquitos en el planeta hay como él.
Este año, como todos, volveré a estar con mi equipo, elogiando y criticando, siempre animando, desde casa, desde el estadio, desde los bares, y si estoy fuera, también desde fuera.
Los jugadores que han venido, son bien recibidos, yo los aplaudiré cuando den la talla con la camiseta que tantos hemos soñado alguna vez con poder lucir donde se ha de lucir, donde se actúa en principio con nervios, se afronta con entereza y se deja uno la piel para alcanzar ese estado en que a gusto consigo mismo se le da al público lo mejor, todo lo que tienes, o elegancia o coraje, o visión o compromismo; si se reúnen de esas cuatro, las máximas posibles, todo irá sobre ruedas.
Si ellos están ahí es por algo, y aunque siempre se cuele algún "Pepe" o "Cassano", algún sobrevalorado o algún sinvergüenza, siempre hemos de esperar a ver qué son capaces de hacer. Por ejemplo, en el caso Kaká, creo que está haciendo un gran torneo en la Copa Confederaciones y puede volver a ser el mismo que movía al Milán cuando dicho equipo le arrebató una Champions al Steven Team.
Por lo demás, y a la espera del comienzo de temporada, HALA MADRID, ahora y siempre.
martes, 23 de junio de 2009
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