Descubrir la sonrisa perfecta siempre fue complicado,
y cuidar de quien la posee casi te arriesga al pecado.
Plantearse esas cuestiones de fortuna, destino o azar,
y abrazarle de nuevo, volver contento, volver al hogar.
Salir del trabajo, encontrar lo buscado o lo no esperado,
y siempre, siempre coincidiendo con algo antes deseado.
Deseos de algo ya palpado, de algo que sin duda ha calado,
convicción de hacerse a ello, o que ello venga improvisado.
Ilusión y realismo, muestras que hoy obvian la realidad,
que ayer la obviaron y mañana resaltarán con vitalidad.
Lo más profundo y el día a día, la sonrisa y quien la mira,
no dejar de ir, estar y cuidarla cuando para y cuando gira.
jueves, 23 de abril de 2009
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